Dorian Reed

*NOTA IMPORTANTE: Este Personaje no puede afectar de ningun modo a la trama directa de la historia general o individual de otros Personajes*


Nombre del Jugador: DarkSkimmer

Nombre del Personaje: Dorian Reed

Descripción Mental: Es bastante tranquilo, no suele exteriorizar sus sentimientos, es inteligente y rara vez se le escapa algo. Siempre tiene todo bajo control. Suele usar a la gente para sus propósitos.

Descripción física: Es alto, con el cabello negro, no muy largo, y está en perfectas condiciones físicas.
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Puntos de Mascarada: 5
Puntos de Humanidad: 4
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ATRIBUTOS

Mentales
Percepción: 4
Inteligencia: 4
Astucia: 5

Sociales
Carisma: 4
Manipulación: 5
Apariencia: 4

Físicos
Fuerza: 3
Destreza: 3
Resistencia: 3
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HABILIDADES

Talentos

Liderazgo: 4
Alerta: 4
Empatía: 4
Esquivar: 3
Intimidación: 5
Pelea: 2
Subterfugio: 5

Conocimientos

Ciencia: 4
Ocultismo: 4
Investigación: 4
Linguistica: 4

Técnicas:

Armas cuerpo a cuerpo: 3
Armas de fuego: 3
Etiqueta: 4
Sigilo: 4
Supervivencia: 4
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TRASFONDOS

Recursos: 5
Contactos: 4
Arsenal: 5
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CAZADOR

Virtud Primaria: Vision

Credo: Visionario

Puntos de convicción permanente: 6

Puntos de Convicción: 8

Fuerza de Voluntad Permanente: 4

Puntos Fuerza de Voluntad: 9

Visión: 4

Celo: 5

Facultades:

Protege - Defensores - Celo - Nivel 1-
Lastra - Jueces - Celo - Nivel 2-
Discierne- Jueces- Celo - Nivel 1-
Restaura- Visionario - Visión - Nivel 4-
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Defectos:

Alérgico (4p)
Odio (3p)

Méritos:

Voz Encantadora (2p)
Código de Honor (1p)
Magnetismo Animal: (1 pto.)
Obstinado: (2 ptos.)

Historia

¿Por dónde empezamos? Ah, sí...

Hace muchos años, vivía un científico que trabajaba en la sección de inesvtigación y desarrollo de la gran multinacional Pentex. Se llamaba James Darius. El doctor Darius era un microbiólogo con una ética y un compromiso, y junto a su adorable esposa Helen, de hecho, doctora en farmacología, pasó incontables horas desarrollando para
sus jefes muchos experimentos

Tanto James como Helen tenían grandes esperanzas puestas en su trabajo. Tenían un jefe, Harold Zettler, era un hombre siniestro, frío y distante.

Ellos solían quedarse a trabajar hasta tarde, un día, a medianoche, cuando no quedaba nadie en el laboratorio, apareció Zettler, antes de que se dieran cuenta, estaban amordazados y en una mesa de operaciones...hijo de puta, les torturo hasta que sus cuerpos no pudieron soportarlo más...

Al día siguiente nadie pregunto por los doctores, ni el próximo día, ni el otro, ni el otro...Pentex había borrado toda
huella de su existencia. Habían pensado en todo, o eso creyeron. Lo que no habían tenido en cuenta, ya porque fueran
demasiado cortos de vista o por ser unos prepotentes ignorantes, era al joven hijo de James y Helen, su único hijo
que estaba en un colegio de internado cuando sus padres fueron asesinados. Quizá simplemente lo olvidaron. Pero Victor Darius no olvidó. De hecho, Victor Darius creció pensando en lo que Zettler había hecho. Yo me atrevería a decir que creció obsesionado con ello. Llegó un día que Victor Darius ya no podría pensar en otra cosa, y fue entonces cuando se decidió a hacer algo al respecto.

Victor Darius sabía que para vengar a su madre y a su padre tenía que ser extremadamente inteligente y muy, muy cauteloso. Así que pasó años haciendo planes. Y más años aprendiendo lo que necesitaba saber, e incluso más años
e incluso más años estableciendo los contactos adecuados y se comportó de un modo tan tortuoso y tan deshonesto
como sus enemigos.

Ah, por cierto, ¿he dicho que Victor Darius se cambió de nombre? Era algo un poco arriesgado, pero decidió usar
el apellido de soltera de su madre. Despues de todo. Helen Reed Darius ya no lo necesitaba.

La Exaltación

Una noche, cuando el joven Victor Darius estaba sentado en su cama como de costumbre observando por la ventana, y vio tres cuervos posados en una rama mirándole fijamente.

- Es importante salvar el mundo- dijo uno de los cuervos y el segundo acabó la frase- porque si el mundo se va al infierno en una bolsa de basura, nadie podrá volver a reír.

El tercer cuervo habló

- El mundo se está yendo al infierno, no lo dudes. Ahora mismo la válvula está girada por completo y las compuertas están totalmente abiertas. El infierno está saliendo a chorros a razón de cuatro mil litros por segundo, y está inundando el mundo con su dolor. Pero tus manos están en la válvula. Empieza a girarla. Derecha apretar, izquierda aflojar. Apriétala. Empieza a cerrar las esclusas.

-Nunca la cerraras del todo, dijo el primer cuervo

-No. Pero incluso cerrarla a medias-contestó el segundo-sería una hazaña por sí sola, ¿no crees?

-El dolor ocurre-anunció el tercero, práctico-Es una fuerza existente. No te puedes librar de la mayor parte sin perecer, pero se puede reducir a la mínima expresión. Ese es nuestro plan. Eso es lo que tienes que hacer para ayudarnos.

-Es como un accidente de coche-dijeron a la vez-. No puedes evitarlo, pero puedes guiar el coche para que no mate a nadie. Habrá dolor, habrá rechinar de metal. Pero mantén firme el volante y podremos salir de esta con todos los dedos de las manos y de los pies.

- Recuerda, derecha apretar, izquierda aflojar. Tú decides...

Después, los cuervos despegaron, y me quedé observando el nacer de un nuevo día.

Treinta años después.

Reviso por última vez sus fichas, Patterson, y el señor Von Darch.

Me recosté en la silla mientras jugaba con mi anillo de ónice engastado. Les dejaría un día o dos de descanso
hasta ponerme en contacto.

He estado todo el día ocupado, asistiendo a reuniones, preparando comunicados favorables a unas cuantas
cadenas de televisión y explicandole a tres altos rangos del ejercito la diferencia entre los HARM, misiles tierra-aire,
y los SRAM. Había sido Jackson sobre todo quien se había mostrado más descontento por el hecho de que no
se utilizaran misiles tácticos, de mayor tamaño. Al parecer, no era capaz de comprender, que un incidente nuclear
deliberado en el interior de los Estados Unidos debía ser todo lo pequeño y contenible posible. Era irónico que un
hombre con tanta riqueza y poder pudiera estar tan ciego ante la realidad que el mismo había ayudado a crear.
Pútrido ignorante, aunque tanto tiempo tratando con ellos, ya te acostumbras.

Dispuse unos cuantos momentos para mi al final de la noche. Me tomé una taza de café en el balcón del apartamento
que utilizaba cuando estaba en las oficinas de la empresa en Washington. El fresco atardecer fue vigorizante, después
de pasar todo el día encerrado con aire reciclado y luces fluorescentes.

La ciudad, desde veinte pisos de altura, parecía irreal, con sus sonidos distantes y sus rasgos desdibujados. Me quedé mirando a nada en concreto y seguí sorbiendo mi café mientras pensaba en todo lo que había presenciado a
lo largo de los días anteriores desde la tranquilidad privada y protegida de mi casa. Nadie ha detectado los satélites
piratas que envían información directamente a mi sala de control. Había podido observar las diferentes vidas de
mis próximos..."amigos"

Las esperanzas que había depositado en el señor Von Darch se habían visto confirmadas. Quedé muy impresionado
por su modo de caza, tan salvaje, pero a la vez eficaz.

En líneas generales, estaba satisfecho por el modo en el que estaba progresando la situación. Por lo que sabía, nadie
de la gran multinacional tenía el menor indicio sobre quién era o lo que estaba haciendo. Mis tres jefes confiában
cada día más en mi, desconociendo en absoluto mis planes, que no son otros que destruir a Harold Zettler, desde dentro y desde fuera, destrozando su no-vida; organizar un equipo de personas dedicados en cuerpo y alma a la
destrucción de vampiros y guiarlos en todo lo que fuera posible para el cumplimiento de mi propósito.

Aunque mis métodos fueran complicados, la razón era muy simple: vengar la muerte de mis padres, ambos científicos, que fueron asesinados cuando yo solo era un crio.

Sonreí para mí mismo mientras daba otro sorbo de café. Sonaba tan melodramático, tan grandilocuente. Habían pasado casi treinta años desde que mis padres fueran asesinados. Ya había dejado atrás el dolor durante mucho
tiempo. Mi determinación , sin embargo, nunca se tambaleó. Había cambiado de nombre, de vida, había abandonado
toda esperanza de una existencia normal, pero no me arrepentía de nada, ni si quiera en estos momentos, cuando
tenía la responsabilidad de la muerte de mucha gente.

Estaba oscureciendo. Las farolas iban encendiendose muy por debajo de dónde se encontraba, irradiando un brillo
suave que se extendería por toda la ciudad cómo un halo suave de cielo nocturno. A su modo, era muy bello. Acabé el
café y recorrí con los dedos el logotipo de la empresa que aparecía en un lado de la taza. Pensé en luz y oscuridad,
de bien y mal, y en los tonos de gris que existían entre ellos, entre todo. Tenía que ser muy cuidadoso, y no sólo
para que no me descubrieran. Eran aquellos tonos de gris lo que más me preocupaban.

Ya había hablado con Theo hace una hora, el chico estaba entrenando, y yo me lo creo. Tiene talento, he puesto en el
muchos de mis conocimientos, pero es joven e impulsivo.

Después de unos instantes, di la espalda a la oscuridad creciente y entré en el apartamento. Todavía tenía mucho
que hacer. Pronto Zettler, pronto.

*Mi personaje tiene cámaras por toda la ciudad*

Este pj pasa a ser PNJ utilizado para las escenas de cazadores.